viernes, 29 de junio de 2018

Hace muchos milenios la Humanidad tenía un conocimiento muy profundo de su Ser, una conexión estrecha con lo espiritual.
Tiempo después ese conocimiento tuvo que ocultarse principalmente por persecuciones y solo se encontraba al alcance de unos pocos elegidos.
Muchos milenios de penurias transcurrieron en los que los humanos tuvieron que enfocarse totalmente en subsistir (epidemias, enfermedades, persecuciones), y el conocimiento pasaba de maestros a alumnos en lo que muchos llamaron "Escuelas de misterio". Estas escuelas no es que fueran un misterio en sí, sino que los alumnos tenían que descubrir el misterio. El maestro no le daba el conocimiento "masticado" al alumno sino que le formulaba preguntas, acertijos, etc., que llevaban al alumno a recapacitar, a relacionar, a intuir y allí estaba el gran MÉRITO del alumno.
Un verdadero maestro no da la información para que entre por una oreja y salga por la otra sin más, no da el mapa de carreteras para que lo sigas sin esfuerzo, ni dice cómo llegar al sitio.
El verdadero maestro es quien da claves, pistas y acompaña en el camino del auto-descubrimiento, permitiendo que sea el propio alumno quien diseñe su mapa de vida y descubra la verdad sobre sí mismo y el Universo, a su manera.
Como dicen: en los ojos del maestro, un discípulo encuentra su propia verdad reflejada, pero primero el discípulo debe aprender a ver y para ello debe despojarse de las anteojeras que no le dejan ver la realidad.
Por favor, si van a Compartir, respeten los créditos de mi autoría sobre este texto y no borren mi nombre, consciencia total 
Feliz viernes
 Veronica Goyena 
Bioneuroemoción®
Registros Akáshicos

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